El invierno en Bogotá, fuera de toda lógica metereológica, está siendo luminoso. Todos mis días amanecen, en mi ventana del séptimo cielo, soleados y marítimos. Aprendo cada día más a ser en esta ciudad, a disfrutar de mis múltiples vías y horas laborales, de mi inmersión en incontables metodologías multi, trans, pluri e interdisciplinares... en las que lo cualitativo y lo cuantitativo convergen y crean nuevos ámbitos de fusión. A vivir cada instante mis nuevos horizontes de relación; un nuevo escenario tan sorprendentemente novedoso, que, paradójicamente, pareciera que siempre he sido en él.
lunes, 10 de noviembre de 2008
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2 comentarios:
sí que lo pareciera
cuándo te asomarás por acá, flor? tengo ganicas de que sea navidad, únicamente por verte :)
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