martes, 29 de julio de 2008

Silencio

He pasado cinco días en Quito, "la mitad del mundo", para arreglar, finalmente, mis papeles. He dejado de ser turista y soy ya una contribuyente más del "Estado" colombiano. Llegué a Quito deprisa y corriendo y muy muy muy estresada, últimamente este parece ser mi estado más natural. Pero conforme pasaban los días el estrés se fue convirtiendo en tranquilidad, sosiego, descanso, introspección... y, en consecuencia, en desesperanza, cansancio y angustia. En realidad, estas tres últimas, junto a la inestabilidad, la impaciencia, incluso según voces discordantes la agresividad y el egoísmo, son las variadas virtudes que adornan mi nueva vida, iba a poner también el desequilibrio, pero este me viene acompañando desde hace un buen rato.

En Quito, una amiga de una amiga de una amiga me iba a hacer de Cicerone, pero sus obligaciones labores la tuvieron ocupada casi todo el tiempo, así que tuve que presentarme a Quito yo solita. Y no nos fue tan mal, me gustó Quito. Lo que más me ha impactado de esta pequeña ciudad, Quito es muy chiquita, es su silencio. En comparación con la bulliciosa Bogotá, Quito asusta por su limpia y silenciosa atmósfera. O tal vez haya sido que en estos prolongados días de silencio, el griterío en mi cabeza era tal que no me permitía oír nada más.

Me he dado cuenta que por mucho que haya puesto 8000 Km. de distancia para cambiar el argumento de mi vida, si no soy yo quien lo reescribe seguirá contando lo mismo.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Juani Juani... ayer hablando con mi compañero de piso, que también es tu compañero de piso...pensábamos...pobre la Juani, con tanto lio en esa cabeza y ahora llega a la "casa del terror"! Aunque a veces es más una tragicomedia, como ya lo hemos dicho. En fin, bienvenida a tu casa, ciudadana rola! Por fin!!

ilipitia dijo...

Lo bueno es que regresas y pronto.. mira que son pocos dias por aqui y estas en algunos cotidianos... a mi eso no me molesta.. bienvenida a este mundo bulloso, pero entretenido tambien...

se te espera... a hacer bulla, a escuchar ruido.. o a caminar en silencio

Un abrazo,

Anónimo dijo...

jajajajajaj qué le vas a contar a k-kita, Juana, de cabezas de gritan!!!!
Venga, ni caso: Juana puede con todo!

Peor qué orgullosa estoy yo de tí!!

lucresia dijo...

joder, pues cuando regreses verás las hermosuras que te esperan en bogotá. ciudad de sorpresas. no te da tiempo ni a pensar un argumento de tu vida, te arrancan la hoja de las manos apenas empiezas a escribir. y te toca pelear cada centímetro de hoja para sobrevivir.

Anónimo dijo...

Kaixo guapísima!!!
Como te dije, soy una fiel seguidora de tu blog, y como te prometí, aquí escribo.
Pasado mañana me escapo (por fin!) a las silenciosas playas del Cabo de Gata a ponerme en orden, aunque siempre el griterío de fondo lo complica un poquito.
Hay cosas que cambian y otras que... no las cambies nunca!
Se te echa de menos,
Aitzi

Vinagretis dijo...

Nunca hay que hacer caso a las voces discordantes, Juana, bonita, son malas, malas. Yo nunca hago caso a las voces de mi cabeza que me dicen: matar, matar, jajajajajja